En un bosque lejano vivía un búho ciego. Sus ojos nunca más brillarían en la oscuridad de la noche.
Algunos curiosos animalitos le preguntaron la causa de su ceguera. Entonces el búho empezó a contarles una de las más bellas historias del mundo.
-Escuchad, amigos. Aquí, en este mismo bosque, vivía hace tiempo una familia de ardillas muy unida y feliz hasta que la muerte vino a llevarse al padre. Su esposa tuvo que ponerse a trabajar para sacar adelante a sus dos hijitos.
Un día el hijo mayor se fue de casa, con la intención de buscar trabajo en el extranjero. Nunca volvió.
El pequeñín, siguiendo su ejemplo, escapó del hogar a los pocos días, sumiendo a su madre en la más cruel desesperación.
“¡Qué al menos vuelva el pequeño¡”- rogaba al cielo.
El niñito cansado, hambriento y extraviado, corría grave riesgo de perecer en el bosque. Deseaba encontrar el camino de regreso a su hogar, y ya era de noche.
Por suerte para él, acertó a distinguir dos postes con focos, cuyas luces allá en la distancia, le atraían con fuerza irresistible. Gracias a ellos pudo volver a su hogar.
Esas luces, agotadas de tanto brillar, no tardaron en apagarse para siempre. Eran mis ojos, amigos…-
El búho regó sus últimas palabras con ardientes lágrimas y la emoción se apoderó de todos los oyentes.
¡ Qué gran sacrificio el suyo ¡ .
F I N
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